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El voto femenino y el movimiento obrero organizado

Por Emmanuel Bonforti*

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Con una mujer sensible es posible llegar a cualquier parte”.

Juan Domingo Perón 1970

Los principios del liberalismo y la incomprensión de lo popular

Septiembre aparece en el ideario del movimiento obrero como el mes de luto, es que el golpe de Estado de 1955 construyó ese sentimiento al interior de los sectores populares.  Sin embargo, el período esconde una efeméride muy cara para el movimiento obrero , estamos hablando del aniversario de la promulgación de la ley Nº 13.010 que estableció el voto femenino.

El liberalismo disfrazado de progresismo se encargó de ocultar este recuerdo como también el fin del arancelamiento universitario registrado en 1949. Es que para el liberalismo pseudo democrático compartir agenda en materia de ampliación de derechos civiles e igualdad de oportunidades con otras expresiones políticas fue una materia pendiente. El liberalismo se encargó de utilizar todos sus soportes culturales para encubrir la avalancha de derechos y realizaciones que se generan a partir de 1943.

El liberalismo totalizador y negador promovió una interpretación del pasado a través de la educación y diferentes estructuras culturales donde las masas nunca fueron sujeto de cambio en nuestra historia. Nada se podía esperar de ellas más que salvajismo y barbarie. En tal sentido para los creadores de la república, de la división de poderes, de la pseudo organización nacional, fue complejo digerir la sanción del voto femenino fue una invención del peronismo, más precisamente de la mano de Eva Perón, mujer que encarnó al interior del liberalismo los sentimientos más oscuros.

Cuando hablamos de ocultamiento por parte del mundo liberal lo notamos en una doble incapacidad: en primer lugar, la importancia de la participación política de las masas en países semicoloniales (recordemos que partidos de izquierda advertían en 1916 la preocupación por el compartimiento electoral de las mayorías, señalando la tradición bárbara de las masas en nuestro país). Consideramos a la participación política de las mayorías como una instancia necesaria para la creación de un ejercicio participativo que derive en formas de organización más avanzadas, como puede ser la actividad sindical. En segundo lugar, en esa doble incapacidad, aparece al momento del debate sobre el voto femenino la negativa de algunas mujeres reconocidas políticamente en ese periodo, por ejemplo, la nacida en Gran Bretaña y socialista Alicia Moreau de Justo quien en 1947 critica la medida impulsada por Eva Perón. Recordemos que la viuda de Juan B. Justo había elaborado un proyecto de ley de sufragio femenino en 1932, período de persecución y proscripción política al yrigoyenistas, fuerza mayoritaria en aquel momento.

La incomprensión política e histórica por parte del liberalismo coincide con la lectura típica que realizaron sobre el mundo del trabajo sus intelectuales, la idea de que todos los hombres son libres por naturaleza, interpretación que promovía tácitamente la desigualdad social.

No es casualidad entonces que la promulgación del voto femenino se de en el marco auge de organización del movimiento obrero, donde éste se identifica con las problemáticas nacionales, ese fue el momento en que el liberalismo acusó a la organización gremial de totalitaria y de estar conducida de manera demagógica.

En este escenario el peronismo aparece como lo verdaderamente novedoso capaz de promulgar la ley de voto femenino, su novedad también radica en la nacionalización de una economía cuyos principales resortes estaban en manos extranjeras, pero lejos de quedarse en este movimiento, es impulsado a resolver las urgencias sociales acumuladas durante años, apremios que la social democracia o el liberalismo de izquierda del período producto de su práctica política parcializada no contemplaban.  De tal modo que, a la resolución de la cuestión nacional y la cuestión social, el peronismo soluciona a través de la sanción del voto femenino la cuestión política. Pero ésta última cuestión surge de un proceso de maduración enmarcado un proyecto de país independiente.

El peronismo necesita interpretar una época y para eso está obligado a ensanchar su base social, incorporando a sectores tradicionalmente marginados de viejas representaciones políticas como el liberalismo. El mismo Perón decía en 1948: “El problema argentino en la inmediato era el de un mundo convulsionado por cinco años de guerra, nuestro país, como integrante de ese mundo, no podría escapar al influjo de los factores de crisis”.

En este escenario es clave la figura de Eva Perón. El mismo Perón sostenía en 1970 “Eva despertó dos fuerzas extraordinarias en la mujer, la sensibilidad y la imaginación”. En los países semicoloniales la imaginación y la creación son necesarias para desactivar la bomba de la dependencia. En este sentido, la promulgación del voto femenino implicó una alta cuota de creación en un país condenado al atraso social por parte del liberalismo.

La Promulgación de la Ley 13.010 tiene también clara connotación obrera. El mismo 23 de septiembre tras firmarse la Ley fue la CGT quien organizó una movilización en Plaza de Mayo para celebrar la promulgación.  Eva Perón participó del mitin donde sostuvo: “Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. (…) Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional«. Es que como mencionábamos anteriormente, la cuestión nacional en Eva no se desprende de la cuestión cívica, sino que es una consecuencia de un proyecto de país donde emerge una nueva escala valorativa que prioriza una Nación justa, libre y soberana.  Solo en ese marco es posible comprender la promulgación de la ley.

 

*Columnista de Mundo Gremial. Docente de la materia Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Departamento de Planificación y Políticas de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa)

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