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El salario mínimo no alcanza a cubrir la canasta básica de una familia tipo

El sueldo es $ 2.300 y el gasto en los consumos básicos es de al menos $ 2.531.

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El salario mínimo, vital y móvil, que se elevó a partir de agosto a $ 2.300 mensuales, no alcanza a cubrir el costo de la canasta familiar de pobreza del INDEC valuada “correctamente” con los precios de los institutos oficiales de las provincias. Y esa diferencia tiende a agrandarse porque mientras el actual salario mínimo recién volvería a incrementarse en agosto de 2012, los precios siguen subiendo todos los meses.

Según la Dirección de Estadística y Censos de Entre Ríos, a julio pasado, la canasta básica total de una familia tipo (matrimonio y dos hijos de entre 10 y 12 años) sumaba $ 2.531,95. La misma canasta para la Dirección de Estadísticas y Censos de Chubut valía $ 3.361,19 mensuales. La diferencia se explica porque los mismos productos que integran la canasta en las provincias sureñas tienen precios más altos. Para el INDEC, en cambio, daba $ 644 mensuales. 

Si se comparan esos valores provinciales con los del salario mínimo, deduciendo los descuentos de jubilación y salud, y agregando la asignación familiar de dos hijos, en ambos casos, el ingreso de bolsillo del trabajador no cubre el costo de esas canastas . En Chubut, el salario familiar por hijo es más elevado ($ 582 contra $ 270 del nivel general) justamente por ser una provincia con precios más altos (ver infografía). Todo esto es así aunque el salario mínimo debería superar con creces el valor de la canasta familiar de pobreza.

La ley de Contrato de Trabajo le asigna tres características al salario mínimo, vital y móvil:
Mínimo: porque es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia por su jornada laboral.
Vital: porque debe asegurarle alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y cobertura previsional.
Móvil: porque debe ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de la vida. Con esta definición, para una persona sin hijos, el salario mínimo cubre el valor de la canasta, pero no así para un matrimonio con dos o más hijos, sumando la asignación por cada chico. De todos modos, la canasta de pobreza cubre solo los gastos elementales en alimentos y servicios y está muy lejos del alcance del salario mínimo.

Es cierto que, desde 2003, y luego de varios años de haber estado congelado, el Gobierno impulsó sucesivas subas del salario mínimo, superiores a la propia inflación. Pero aún así resultaron insuficientes porque la inflación, en especial de los alimentos, fue erosionando el poder de compra salarial.

En la última discusión del Consejo del Salario Mínimo, los empresarios se opusieron a llevar la remuneración mínima a $ 2.600 mensuales, como reclamaba la CGT, no solo por el valor en sí sino porque implicaba reabrir varias paritarias que tienen básicos levemente superiores a los $ 2.300. Esto significa que ya en muchos gremios tampoco el ingreso mínimo del sector cubre el costo de la canasta familiar de pobreza.
El salario mínimo a $ 2.300 impacta sobre unos 400.000 trabajadores que están “fuera de convenio” y sobre un número más amplio de empleados en negro que tienen ingresos más bajos y que toman el salario mínimo como referencia. Por disponer de regímenes especiales, los trabajadores rurales y el personal doméstico tienen mínimos propios pero más bajos.

Fuente: http://www.ieco.clarin.com/

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