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ANÁLISIS Y OPINIÓN

El laberinto de Pablo Moyano

Todas las acciones tienen consecuencias. Y en momentos tan delicados como el que se vive, el refrán se agudiza.

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Pablo Moyano llamó unilateralmente desde la CGT a movilizar a la Plaza de los Dos Congresos para el debate en el Senado de la Ley de Bases el pasado 12 de junio. Lo hizo sin definirlo en Consejo Directivo y con una cúpula con agenda internacional en OIT, España y el Vaticano en Roma.

Y algo se rompió…

La estrategia de CGT en el último tiempo es un juego de relojería. Y esto lo entienden todos, y desde que se conformó esta CGT el equilibrio fue un mantra que le permitió cierta centralidad ante el inicio del gobierno de Milei. La pregunta sería: ¿para qué Pablo Moyano movió de esa manera? ¿Fue para empezar a liderar un espacio opositor?

El primer trascendido en los pasillos sindicales es que hoy la confianza con Pablo se rompió. El triunvirato virtualmente se resquebrajó. “Si Pablo se quiere ir, mejor”. Pero esto lo dice un elenco que entiende que si se va, automáticamente lo van a buscar a Hugo. Y Hugo va, ya lo demostró con la primera reunión en Casa Rosada cuando su primogénito no fue, y un Moyano se sentó.

La segunda lectura automáticamente es qué quiere liderar Pablo Moyano. ¿Quiere liderar la oposición? ¿Desde dónde? La columna que llevó al Congreso fue chica, como se dice en el ambiente: “fue a la cola de los troskos”. Si fuese solo un mal movimiento dentro de una estrategia global de líder opositor, cuál es la agenda que plantea Pablo para seguir adelante.

Entre el sistema burocrático de CGT y un escenario de desarticulación opositora, Pablo está en un no-lugar. Sin definir claramente si quiere ser el gran sindicalista opositor, dinámico, combativo, que catalice el espectro sindical opositor con un puente a la política y síntesis de lo que supo ser Hugo Moyano con el MTA en los 90. De esa época, seguramente, él mismo recuerde que su padre no estaba solo, era un gran equipo con gremios aliados y peso táctico en el escenario. Dato: Pablo por adentro no sumó un nuevo aliado de peso desde que es triunviro de la CGT.

Sin dudas entre este escenario y el que refleja el proceso interno en el Sindicato de Camioneros, Pablo tiene una de sus mayores disyuntivas. Según fuentes cercanas al dirigente, le gustaría dedicarse 100% al proceso interno, pero el entorno de Hugo sigue con el peso suficiente para generar la tensiones que transcienden.

El juego que hoy Pablo no termina de definir le presenta escenarios complejos, que deberá sortear a la brevedad para garantizar una salida airosa del laberinto. Si se queda en CGT deberá reconstruir la confianza perdida por la movilización al Senado, y sabe que no será sencillo cabalgar a la par de una conducción que maneja otro diccionario.

Si rompe en la central y sale sin resolver la interna de su gremio, por como están las cosas, guiará un sector sin peso estratégico con el difícil desafío de edificar un perfil con proyección y un relato a futuro que aún no aparece. Y corre el tiempo de descuento.

Juan Manuel Morena, director de Mundo Gremial.

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