ANÁLISIS Y OPINIÓN

El Gobierno ya no puede frenar el alza de la conflictividad social y el persistente deterioro en los ingresos

Por Emiliano Russo, columnista de Mundo Gremial de

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En paralelo al deterioro del poder adquisitivo crece el conflicto social y pone en evidencia que aliados como la CGT ya no pueden mirar para otro lado frente a la difícil coyuntura que atraviesa la Argentina. Quizás la mayor novedad no sea la marcha de la central obrera y la CTA de Hugo Yasky del 17 de agosto próximo pero sí la coincidencia de piqueteros de izquierda y organizaciones y gremios hasta hace poco alineados al oficialismo que la semana próxima podrían movilizar por el centro porteño en repudio al acuerdo con el FMI y en reclamo de la urgente implementación del salario universal.

El panorama no es alentador. Más allá del relato oficial que sólo tiene en cuenta el crecimiento de la actividad y las mejoras en los niveles de empleo, hay otra realidad: empresas que contratan por el “trabajo barato” que hoy ofrece el país con salarios que, en ocasiones, no alcanzan para cubrir una canasta básica que ya supera los $100 mil. En paralelo, también aumenta la cantidad de empleo en negro o precario que agudiza las condiciones de vida de millones de argentinos.

El Indec acaba de fijar una inflación del 5,3% en junio, unas décimas superiores al nivel de mayo, pero julio ya preanuncia un salto al 7% u el 8% en ese indicador por las remarcaciones devenidas de la crisis cambiaria que provocó la salida de Martin Guzmán del Palacio de Hacienda.

En este marco, en la CGT se apuraron a convocar con poco más de un mes de anticipación una marcha al Congreso para reclamar por la suba de precios descontrolada pero también para interpelar a la clase política en su conjunto para que se avenga a un diálogo que posibilite la salida a la actual crisis. “La solución la da la política”, argumentó José Luis Lingieri (Obras Sanitarias), uno de los integrantes de la mesa chica cegetista que participó del encuentro del jueves en la sede de UPCN en el que se oficializó la movilización al Parlamento. También viene reuniéndose en Casa Rosada con el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos, en busca de un acuerdo por el diferendo por la deuda de Nación con las obras sociales.

En tanto, el dirigente Juan Grabois presiona al Ejecutivo para que establezca por DNU el salario universal, hoy con pocas chances de ser sancionado en el Congreso. Probablemente marchará el próximo miércoles por el centro porteño junto a las columnas del Polo Obrero de Eduardo Belliboni que, junto a otras organizaciones de izquierda, vienen de realizar una demostración de fuerza frente a Plaza de Mayo el último jueves. Como se ve, las protestas callejeras irán in crescendo en la medida que se sigan deteriorando los ingresos de la población.

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