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ANÁLISIS Y OPINIÓN

Debate entre Rucci y Tosco: saltando las lecturas dicotómicas

*Por Emmanuel Bonforti

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«Dadme un punto de coincidencia y haremos una patria»
Arturo Jauretche

 

Argentina en 1973 y el mundo de las organizaciones sindicales

El clima social y político indicaba que 1973 no iba a resolver deudas inconclusas de anteriores años, entre las que se destacan la lucha de las organizaciones políticas sindicales por el regreso de Perón proscripto. Las mismas organizaciones se encontraban en plena expansión cualitativa y cuantitativa y durante años fueron las garantes de sostener un proceso de industrialización, pleno empleo e independencia económica que se había iniciado en 1945 y que los diferentes gobiernos dictatoriales y pseudo democráticos intentaron desmantelar.

A nivel sindical Argentina venía de años muy agitados. Para dimensionar lo que fue la actividad gremial tomemos el Cordobazo, donde solamente una asamblea general de trabajadores convocaba de un día para el otro 5000 compañeros. Los sucesos de la provincia serrana tuvieron a Agustín Tosco, quien será uno de los protagonistas de este artículo, como uno de los actores más importantes. Volviendo a los sucesos de Córdoba 69, el liderazgo de Tosco no le quitaba importancia a los delegados de base provenientes del peronismo. En ese marco, algunos sectores señalan una participación moderada por parte de las 62 Organizaciones y de la figura de quien, en ese momento, conducía la CGT: Augusto Vandor. El mismo aparece asesinado en un trágico suceso. En paralelo y meses después, el movimiento obrero argentino conseguía la reglamentación de las Obras Sociales a través de la ley 1860.

Con la muerte de Vandor aparecen otros referentes sindicales como Lorenzo Miguel y José Ignacio Rucci, este último el otro protagonista del presente artículo y quien fuera Secretario General de la CGT y uno de los hacedores del retorno de Perón del exilio.

El debate, la televisión como espacio de discusión pública

El debate televisivo se llevó a cabo el martes 13 de febrero de 1972 en un programa conducido por Gerardo Sofovich, llamado “Las dos campanas”.  El debate Rucci-Tosco fue considerado durante años el cruce más importante de la televisión argentina.  De un lado el Secretario General de la CGT, hombre leal a Perón, del otro el dirigente de Luz y Fuerza y mayor figura del Cordobazo.

El debate conducido sagazmente por Sofovich atravesó diferentes aristas comenzando por aspectos vinculados a lo ideológico donde cada uno de los invitados sostenía su modelo de organización gremial, apareciendo Rucci como defensor del modelo vigente y Tosco enfrentado al mismo. Ahí aparecían los matices en cuanto a la participación de las bases, la verticalidad y la organización interna. Rucci se veía obligado a defenderse tratando de derribar argumentos instalados por determinados sectores letrados, así lo explicaba en una primera parte del debate sobre el funcionamiento interno y las características de la democracia en la organización gremial.

El segundo eje temático del debate tuvo que ver con el posicionamiento que cado uno de los contendientes tenía con respeto a elecciones nacionales que en poco tiempo se iban a llevar adelante.  Mientras que Rucci apoyaba a través de la CGT la fórmula Cámpora Solano Lima, Tosco se distanciaba de ese binomio señalando especialmente la figura del Vice como hombre conservador. Sin embargo, el cordobés se manifestaba a favor de la fórmula del FREJULI en su provincia.

El otro gran eje de debate fue lo relacionado al componente ideológico, determinante para pensar las diferencias en relación a la organización sindical.  Este eje formaba parte de un debate de época y el disparador fue la definición de “Revolución”.  Para el Secretario General de la CGT la revolución en la Argentina tenía como fecha de inicio 1946, señalando que la revolución tenía como objetivo fundamental el respeto a la dignidad humana y que el capital debía cumplir una función social integrándose a las necesidades del país.  La discusión siguió su curso sobre el modelo soviético, del cual Rucci se distancia e inmediatamente recupera con respeto el proceso cubano, dato omitido por los especialistas de la historia en los 70.  Por último, el debate se cierra sobre la forma que el socialismo debía adoptar en Argentina, discusión muy de época que no sólo involucraba a los ámbitos universitarios, sino que también formaba parte del lenguaje del mundo obrero.

Superar la discusión con altura

El debate con los años ha sido utilizado desde diferentes ámbitos con la necesidad de marcar diferencias ideológicas, las cuales nadie duda de su existencia. Pero en esa inclinación tan cara al progresismo se termina perdiendo el foco de las coincidencias y caracterizaciones de época. Al fin y al cabo tanto Rucci como Tosco eran representantes elegidos por sus pares.

Basta con acudir a diferentes fuentes del progresismo vernáculo para poder identificar las diferencias entre Rucci y Tosco.  El primero aparece como la cabeza de la burocracia sindical, bloqueador del activismo fabril, promotor del pacto social. Aparece como discípulo de una corriente sindical que de acuerdo al progresismo era capituladora, estamos hablando de la figura de Agusto Vandor.  Por otro lado, Tosco, quien expresaba el surgimiento de la izquierda sindical moderna e insurgente; cordobés marxista y no simpatizante de la figura de Perón presentado como un hombre inquebrantable, de una moral ajena a los acuerdos políticos que aparece como una persona “transparente”.

Así las lecturas posteriores al debate se dieron en general a través de un prisma dicotómico, en una lógica de amigo-enemigo que reproduce la vieja fórmula sarmientina de civilización y barbarie.  Amelia Podetti dice que la intelectualidad de la moderna construyó un esquema de interpretación basado en series antagónicas, lo que generó la imposibilidad histórica de superación e integración.  Así las lecturas sobre el enfrentamiento Tosco/Rucci, de acuerdo a este enfoque, indicarían que habría que tomar posición por uno de los adversarios en lugar de comprender el debate en su totalidad.  De esta manera el péndulo de la reflexión puede dirigirse violentamente de un lado hacia el otro.

Siguiendo este esquema se pierden de vista, tanto las adhesiones de la propia CGT durante el período que Tosco estuvo detenido, como el propio repudio de éste último al momento del asesinato de Rucci.  Es decir, nos encontramos ante un debate de posiciones marcadas, de diferentes formas de organización, en la que cada lector podrá sacar sus propias conclusiones.  Sin embargo, el debate debe ser visto lejos de la cancelación de uno de los dos adversarios, inclinación tan trillada y utilizada en nuestros días que bloquea cualquier posibilidad de encuentro, a pesar de las diferencias.

 

* Columnista de Mundo Gremial. Docente de la materia Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Departamento de Planificación y Políticas de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa)

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