La conflictividad en aumento en Puerto Deseado convirtió a la ciudad santacruceña y a la terminal portuaria en un escenario de altísima confrontación entre la representación sindical y el sector empresario, en un enfrentamiento del que el gobierno provincial de Claudio Vidal ya no puede escapar.
Puerto Deseado es uno de las cuatro estaciones portuarias de Santa Cruz, ubicada sobre la costa norte de la provincia y se encuentra integrado a la ciudad homónima. Desde 1992 está administrado por la Unidad Ejecutora Portuaria de Santa Cruz. Es vital para la economía regional por ser el principal punto de exportación e importación de la provincia.
De un tiempo a esta parte, el puerto es gobernado por el caos y los números de la actividad reflejan una caída brutal en la producción en el marco de una escalada de conflictividad de alta densidad. El oscuro presente describe una historia de desencuentros y errores compartidos. Dirigentes gremiales y empresarios en una relación sin retorno.
La compleja actualidad tuvo un nuevo capítulo en las últimas semanas con medidas de fuerza del Sindicato Único de Estibadores Portuarios Patagónicos (Suepp) -en medio de una conciliación obligatoria- que impidió completar la descarga del buque portacontendores Varamo, que opera para la compañía global Maersk, quien anticipó que evalúa abandonar la ciudad ante los reiterados conflictos gremiales. El escenario se repitió con otras poderosas firmas en los últimos días y las pérdidas para el puerto y la ciudad fueron millonarias.
Lo sucedido salpica al gobierno de Claudio Vidal, que a pesar de manifestar compromiso para salvaguardar la productividad en puertos vé a la distancia el prolongado derrumbe de Puerto Deseado.
El mensaje al interior de la actividad por parte de la conducción del Suepp refiere a un total respaldo del mandatario provincial a las medidas. La cúpula sindical se recuesta en los reiterados viajes a Río Gallegos para afianzar diálogos con Vidal y hacen saber a los trabajadores del apoyo de la gobernación a las acciones sindicales.
Los empresarios responsabilizan del caos a los sindicalistas Carlos y Alejandro Blatt, padre e hijo, que conducen el Suepp. El primero, jubilado portuario y armador en las sombras de las acciones; y el segundo, «el heredero», actual titular del gremio y ejecutor de las medidas.
El juego escondería la intención de desestabilizar el sector y monopolizar la actividad en el puerto a través de empresas cercanas a la conducción del gremio, en desmedro del resto de las firmas que hasta ahora operan en el lugar. Según asegura el sindicato, todo se llevaría adelante con respaldo de Vidal.
Una experimentada fuente de la actividad asegura que «nadie hace públicos los verdaderos intereses que lamentablemente terminan perjudicando a toda una ciudad», y resaltó: «el Gobierno de Vidal puso todo a disposición para recuperar la economía y la producción en los puertos pero así y todo no cesan en la confrontación».
Según supo este medio, el objetivo sería lograr el corrimiento de las empresas que tienen el servicio actualmente, con vistas a las descargas que traerá la actividad de los parques eólicos durante el 2025. Fuentes de la actividad puntualizaron en la suspensión de la última elección de los accionistas y aseguran que será clave ver cómo evoluciona esa sociedad. El punto central estará en seguir de cerca la negociación con los armadores del negocio que viene.