INFORMACIÓN GENERAL
Cirielli: el primero de los mohicanos
Por Alberto Buela
Hace ya largo rato que venimos anunciando que “el sindicalismo peronista es para el gobierno un rémora”. 1) Lo afirmamos a partir del 2009 a propósito de la jurisprudencia que autorizó a los delegados no afiliados a los sindicatos a representar a los trabajadores.2) Lo sostuvimos en 2010 con datos del Ministerio de trabajo cuando mostramos como desde el 2003 se multiplicaron los sindicatos por rama, actividad u oficio (por ej.: a camioneros le crearon siete gremios más, pero de esto no se habla). Así se pasó de 1.000 sindicatos (2003) con personaría gremial a 1500 en el 2010 y a otros 1500 sólo con personería jurídica.3) Lo escribimos hace unos meses cuando a propósito de las últimas elecciones y más allá de todas las zalamerías de la CGT el gobierno no le dio cargos electorales a los sindicalistas.
Y hoy, el gobierno presentó una demanda en la justicia para quitarle la personería gremial a APTA (personal de técnicos aeronáuticos) de Cirielli, que acaba de ser reelecto en su gremio como secretario general. A pesar que el gobierno intentó por todos los medios quedarse con el sindicato (creó listas en contra, apañó denuncias falsas en el ministerio de trabajo, condicionó a los electores, etc.), Cirielli ganó limpia y claramente.
Viene bien recordar que Cirielli fue el único sindicalista que tuvo cargos ejecutivos en el gobierno de Kirchner durante sus cuatro años como subsecretario de Estado. Y que Kirchner no lo removió a pesar de haber sido él quien denunció la gran corrupción de Jaime,(secretario de Estado de transportes) su superior inmediato.
Y en tren de recordar, recordemos que Cirielli fue el único de los siete secretarios generales que componen los siete gremios aeronáuticos (un verdadero disparate teórico), que en Madrid y presionado por el gobierno (viajó el jefe de gabinete) y por la coima que le ofreció Marsans se negó a firmar el traspaso de Aerolíneas Argentinas a la compañía española.
A esto hay que agregar que el gobierno ayer mismo en un decreto sorpresivo redactado y firmado en Río Gallegos, la presidenta pasó el control del tráfico aéreo a la Fuerza Aérea con lo cual anula de hecho las protesta de los controladores de vuelos pues los militares no pueden, por principio y por ley, hacer huelga.
Así están las cosas plateadas. En el mundo sindical todo el mundo sabe que la quita de la personería gremial significa la muerte del gremio. Seguro que la sangre no va a llegar al río, pero la sola amenaza nos está indicando una tendencia. De todas maneras entendemos que ha llegado la hora para el sindicalismo argentino, sobre todo para aquel que sostiene el modelo sindical peronista de un solo gremio por rama, actividad u oficio y no siete como en los aeronáuticos (en todo caso deberían formar una Federación que negocie el convenio colectivo por todos con la patronal y el Estado), que debe dejar de lado el “vicio sindicalista del oportunismo”, para pasar a la “virtud sindicalista del cuidado”. Del cuidado de su fuente de representación gremial, del cuidado de sus delegados de fábrica para que nos los penetre el PO, del cuidado de su institución en el marco de una comunidad que para ellos siempre será la meta: una comunidad organizada.