La interna en el Frente de Todos tuvo su réplica en el sindicalismo. La noticia sacudió al ambiente gremial: Antonio Caló dejará la conducción nacional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), uno de los gremios más poderosos del país, después de 18 años.
El dirigente no pudo defender la lista de unidad que el oficialismo tenía pautada ante la presión ejercida por seccionales disidentes del Gran Buenos Aires y el interior del país, con Abel Furlán, hombre cercano al kirchnerismo, como máximo referente.
Ayer, Mundo Gremial adelantó lo que podía pasar. Un armado opositor aseguraba contar con los votos suficientes para destronar a Caló, por lo que en las últimas horas comenzaron las negociaciones para acordar una salida.
Para evitar una contienda entre dos listas, el acuerdo estableció la salida de Caló y la conformación de una nueva fórmula de conducción con Furlán, de la Seccional Campana, como secretario general, y de Naldo Brunelli de San Nicolás y alfil del caloismo como secretario adjunto.
Caló era secretario general del sindicato desde 2004 y a lo largo de los años logró mantener la conducción que históricamente quedó para la seccional Capital a la cual pertenece. Pero los tiempos parecen cambiar y comienza una nueva era en el gremio metalúrgico.
La movida tendrá impacto en el seno de la CGT, donde la UOM ocupa un lugar de relevancia en el Consejo Directivo Nacional al mando de la secretaría del Interior, hoy abocada a la normalización de las delegaciones regionales de todo el país.
¿Seguirá siendo Calo el encargado de llevar adelante el proceso de normalización o la organización, dueña de la banca en CGT, optará por apartarlo y dar una nueva impronta al cargo?