ANÁLISIS Y OPINIÓN

Algo está pasando, algo no tiene que pasar

La preocupante escalada de hechos violentos contra sindicalistas merece una atención especial y una respuesta de la clase dirigente, antes que sea tarde.

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En las últimas semanas se registraron una serie de sucesos que preocupan. Existe una escalada de violencia contra dirigentes sindicales que, en algunos casos, podría ser producto de una interna, pero a esta altura, es alarmante. Hay que hacer algo. No son piñas en una asamblea, acá está pasando otra cosa, en privado muchos piensan así, pocos lo están diciendo públicamente.

El atentado a Roberto Coria de Guincheros, la emboscada y escrache al «Pata» Medina, la discriminación a Roberto Baradel y el sospechoso robo a Mario «Paco» Manquire tienen todos un factor común, son hechos violentos a sindicalistas.

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El ataque a Coria todavía sigue en proceso de investigación, sin procesados. Enmarcado aparentemente en un interna gremial, pero que no fue clarificado hasta el momento. Como se puede leer en la nota de referencia, el día anterior quisieron matarlo pero el tiro no salió. Es un hecho totalmente mafioso.

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Lo que pasó en La Plata, también merece un grado de alta atención. Sin juzgar el pasado de Juan Pablo «Pata» Medina -extitular de UOCRA La Plata-, siendo platense y conociendo muchísimas historias, la emboscada yendo a una visita médica con su propia hija es un hecho violento y cobarde. Violencia que no se justifica en tiempo y lugar.

Roberto Baradel, líder del SUTEBA, fue escrachado en Mar del Plata mientras ingresaba a un comercio. La discriminación por razones políticas es un delito, y el dueño de la pescadería es responsable. Independientemente de eso, es un sindicalista yendo a un negocio a comprar comida para cocinar, no es un dirigente escondido en un hotel de cinco estrellas en Mónaco comiendo langostas. No forcemos como sociedad ese impulso a esconderse. Puede ser nuestro gran error como sociedad.

Hace una semana se dio otro hecho. El robo con intento de asesinato al dirigente de SMATA, Mario «Paco» Manrique, mano derecha de Pablo Moyano en la CGT. Manrique fue gatillado a quema ropa después de entregar las llaves de su camioneta. El rodado fue abandonado en el Municipio de Tres de Febrero con objetos de valor en su interior. ¿Qué ladrón abandona lo que va a robar y deja elementos valiosos?

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Estos cuatro hechos, y hay muchos más, son parte de una escalada que se está dando en pocos meses, que llaman mucho la atención y la clase dirigente, junto a los trabajadores, no puede dejarlo pasar. Porque la situación puede empeorar. Es hora que se tomen cartas en el asunto y los dirigentes vayan a la calle. En esto no hay especulaciones. En nuestro continente cientos de dirigentes son asesinados por año. No vayamos a ese lugar, porque es un no retorno.

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