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ANÁLISIS Y OPINIÓN

¿Alfombra roja al sindicalismo?

La película American Factory ganó un Oscar al mejor documental y puso en debate los derechos laborales y el rechazo a la sindicalización anexado a un régimen opresor de la cultura laboral en China. Aunque sin premios también participó El Irlandés, que roza la vida de Jimmy Hoffa, el líder del sindicato camionero yanqui.

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American Factory

Con la ganadora como mejor documental, American Factory, y el film de Martin Scorsese, El Irlandés, el hermético mundillo sindical llegó a Holywood. Siempre atractivo por su oscuridad las historias están basadas en hechos tomados de la realidad: AF trata de la reapertura -a manos de un multimillonario chino- de una fábrica de parabrisas para automóviles mientras que la otra recrea la vida de Frank Sheeran, un mafioso que asesinó por encargo al líder sindical del poderosísimo sindicato de Camioneros norteamericano, Jimmy Hoffa. En este último largometraje claro está se muestran conductas mafiosas del jefe gremial.

En American Factory la reapertura de la autopartista, bautizada como Fuyao Glass América, viene acompañada de persecución sindical: el dueño no quiere bajo ningún punto de vista que el sindicato entre a su negocio bajo amenaza de arrear las banderas e irse de suelo americano. A fuerza de volanteo y presión, el máximo pataleo que logran los que van por la sindicalización es que los trabajadores voten: así lo hacen y pierden. Asunto terminado: sindicato afuera. La versión sui generis argentina le da otra vuelta de rosca: hay casos en que el empresario arregla con el sindicato un pago global bajo cuerda para que el sindicato no se pueda meter. Es más: si a alguno se le ocurriera consultar con el gremio para ver cómo afiliarse puede ser despedido.

La película muestra que el empresario chino traslada las condiciones laborales de su país a EEUU: trabajadores chinos sufridos con horarios laborales full time que van de lunes a lunes y sin vacaciones versus los trabajadores occidentales acostumbrados a tener descanso, período vacacional pago y otros tantos derechos. De hecho, los trabajadores de Fuyao deben encarar jornadas de 12 horas de trabajo con solo dos días libres al mes y, para colmo, sin condiciones de seguridad. Dato: tener en cuenta que en China, donde funciona una economía socialista de mercado, impera el Partido Comunista. El axioma del PC es que nadie puede defender mejor a los trabajadores que sus dirigentes que tiene 90 millones de miembros.

El irlandés, de Martin Scorsese

Teorías conspirativas hablan de que en el documental se cuela la guerra comercial China Estados Unidos dejando muy mal parada a la potencia oriental por su desprecio a la vida humana al someter al trabajador a prácticamente regímenes de esclavitud. Y para colmo le dan el Oscar que potencia su poder de fuego a nivel mundial. Sin embargo «a la película le falta contar que si el empresario es americano le ocurrirá lo mismo: desde unos años a hoy cada vez hay más desafiliación sindical y esto es porque hay negociación directa entre el empresario y las comisiones sindicales puertas adentro. Esto da una plasticidad al sistema que no da el sindicalismo tradicional», explica a este diario un diplomático que tuvo residencia tanto en el gigante asiático como en la mayor potencia mundial. Esta tendencia de la negociación directa patrón obrero viene desde la época de Samuel Gompers (1850-1924), quien fuera presidente de la American Federation of Labor. También fue uno de los firmantes y promotores del título XIII del Tratado de Versalles y por lo tanto uno de los promotores de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

Con el descrédito del sindicalismo local, ¿por qué no nos encontramos en un proceso de desafiliación? preguntó Mundo Gremial a expertos en la materia.

Estadística: según el último sondeo de la consultora Opinaia, realizado en mayo de 2019, solo un 12% de los argentinos confía en los sindicatos. «Tenemos un desempleo fenomenal con una sindicalización como si estuviéramos con pleno empleo; los que se van de los sindicatos son los que se caen del sistema y terminan cobrando subsidios del Estado en forma de planes». Otro apunta que «en Argentina no hay equilibrio y nadie quiere ceder». Agrega un analista: «Hoy el poder de la calle lo tienen las organizaciones populares» quienes paradójicamente vienen pidiendo entrar a la CGT y son rechazados continuamente. ¿Llegarán primero a Holywood?

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