ANÁLISIS Y OPINIÓN
Tiempos revueltos
Por Carlos Chino Fernández, columnista de Mundo Gremial.

“…sobre la hermandad de los que trabajan, ha de levantarse la unidad de todos los argentinos…”, decía el entonces coronel Perón en una plaza de Mayo colmada aquel 17 de octubre de 1945, en el momento de la emergencia de los trabajadores como sujeto político en la realidad nacional.
A principio del siglo XX, la lucha de los trabajadores se sintetizó en la lucha por una jornada de 8Hs de trabajo. A mediados de siglo, el peronismo otorgó entidad política a las luchas sociales previas del movimiento obrero, elevando a rango constitucional la conquista de los derechos sociales del trabajo.
Actualmente, a partir de 2003 el gobierno de Néstor Kirchner supo articular una alianza con el campo popular y el movimiento obrero, cuyo eje vertebrador fue la recuperación de las Convenciones Colectivas de Trabajo. Permitiendo recuperar gran parte del terreno perdido durante más de dos décadas de desidia y retraso.
A partir de 2011, aquella alianza básica viene sufriendo la pérdida de masa crítica, que no necesariamente se traduce en más o en menos votos. Un sector del movimiento obrero de organización gremial y territorial y algunas capas de sectores medios, se han distanciado del gobierno nacional.
El dilema del presente es, que para profundizar un modelo de desarrollo con mayores márgenes de autonomía se precisa de una recuperación de aquella original alianza estratégica, ya que los enemigos de la Nación Argentina son algo más que parte del poder judicial y del grupo Clarín.
De ahí la paradoja y los riesgos de esta situación, que el calendario electoral esta exacerbando.
Las consecuencias del poder suave o blando
Esta concepción del poder suave es un derivado de las teorías de la guerra de baja intensidad y de la más reciente concepción acerca del conflicto a nivel internacional: “conflicto total”, que en resumidas cuentas, aspira en llevar el conflicto al interior de los estados nacionales, cuyos arietes son parte de la misma sociedad civil.
Según el politólogo Gene Scharp, existe un golpe suave cuando se combinan una serie de comportamientos o pasos que se pueden dar de manera simultánea: Ablandamiento (denuncias de corrupción¸ Deslegitimación (uso desmedido de parte de la oposición de oximorones: democracia autoritaria; totalitarismo plebiscitario, etc.); Calentamiento de la calle (13S, 8N, 18A); Combinación de diversas formas de lucha y Fractura institucional (como aspiración)
En la Argentina aquellos ideólogos del golpe suave, pretenden esto y las condiciones de desarrollo de nuestra democracia, la lucha por el contenido social de la democracia, sufre estas presiones que son indirectas y que los partidos políticos y los medios masivos de comunicación, sirven de vehículos.
Como lo fuera la lucha por la jornada de 8Hs, o la institucionalización de los derechos sociales de los trabajadores o, más recientemente la revitalización de las Paritarias. Hoy, es la lucha por la eliminación del trabajo en negro y de todas sus formas de precarización.
Ese objetivo favorecerá para recuperar las bases de la alianza de 2003 y despejar los obstáculos ideológicos y mediáticos. Parece que las relaciones políticas pasan de las manifestaciones callejeras a la TV, los golpes suaves nos carcomen el tejido intermedio, la malla que permite unir al campo nacional en su conjunto y Argentina no está exenta.
1 de mayo de 2013
