ANÁLISIS Y OPINIÓN
Héctor Recalde, un legado eterno para los trabajadores
Por Gustavo Ciampa

En la penumbra de un diciembre que aún duele, el 9 de diciembre de 2024, Héctor Recalde partió, dejando un eco que resuena en cada lucha obrera, en cada ley que dignifica, en cada corazón que late por la justicia. Este 7 de julio, Día del Abogado Laboralista, su figura se alza como una guía para la clase trabajadora argentina, un defensor inclaudicable cuya vida marcó la historia con su compromiso y coraje.
Héctor no fue solo un abogado laboralista con décadas de trayectoria; fue un arquitecto de derechos, un tejedor de sueños colectivos. Hablar de Héctor no es sencillo, porque su vida estuvo marcada por singularidades que trascienden lo evidente. Durante más de 40 años, defendió con pasión a trabajadores y organizaciones sindicales, pero su impacto se extendió más allá de los tribunales. Como diputado nacional durante 12 años, 10 de ellos al frente de la Comisión de Legislación del Trabajo, lideró un período de transformación legislativa que dejó una huella imborrable.
Bajo su presidencia en la Comisión, se sancionaron cerca de 70 leyes laborales, todas destinadas a fortalecer los derechos de los trabajadores. No hubo una sola ley en la que Héctor trabajara que fuera en contra de los intereses de los trabajadores. Muchas de estas normas llevaron su firma o su decisiva participación en la redacción, reflejando su compromiso con un país más justo. Cientos de proyectos que no prosperaron por falta de fuerza política también llevaron su sello, testimonio de una lucha que nunca se detuvo.
Recalde fue un visionario que instaló debates cruciales en la agenda pública. Temas como la necesidad de un Código de Trabajo o la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, consagrada en la Constitución, cobraron vida gracias a su impulso. Quedaron instalados en la sociedad argentina por la iniciativa de Héctor Recalde. Y esas ideas, aunque hoy estén en pausa, resurgirán con el tiempo.
Su generosidad lo distinguía. Héctor no buscaba laureles personales; apoyaba cualquier proyecto que beneficiara a los trabajadores, sin importar su origen. Por eso respaldó iniciativas de diversos bloques, incluso de figuras como Gerardo Morales, si representaban un avance para la clase trabajadora. Su talento negociador, siempre anclado en sus convicciones, permitió logros como la reforma de la ley de jornada de trabajo que mejoró las condiciones de miles de trabajadores al incluirlos dentro de los límites máximos de jornada diaria y semanal.
Su integridad brilló en un acto de valentía inolvidable. Cuando un grupo empresario intentó sobornarlo con 20 millones de dólares para promover una ley que favoreciera los tickets canasta no remuneratorios, Héctor no solo rechazó la oferta, sino que la denunció con una cámara oculta. Su acción llevó a la condena de uno de los responsables, mientras otro permanece prófugo. Este episodio, silenciado por los grandes medios, es un testimonio de su honestidad inquebrantable.
Abierto al diálogo, Recalde escuchaba a todos en la Comisión de Legislación del Trabajo, dando espacio a cada voz. Su claridad política le permitió distinguir lo esencial de lo secundario, priorizando siempre el bienestar colectivo. Héctor siempre estuvo del lado correcto en todas las situaciones, con su capacidad para mantenerse firme en sus principios mientras construía consensos.
Hoy, su ausencia pesa, pero su legado inspira. Lo vamos a extrañar, pero también lo vamos a honrar siguiendo el camino que nos marcó. Héctor Recalde no solo fue un abogado, un legislador o un negociador; fue un símbolo de lucha, un hombre que dedicó su vida a mejorar la de los demás. En este Día del Abogado Laboralista, su ejemplo nos impulsa a seguir defendiendo los derechos de los trabajadores con la misma pasión, generosidad y convicción que él nos enseñó.
*Ciampa es abogado laboralista, docente universitario y referente de la Corriente de Abogados Laboralistas 7 de Julio. Asesor de asociaciones sindicales. Fue asesor de la Presidencia de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados de la Nación.
